La Historia

La Historia de la Fundación Lusekelo-Alegría comienza en el año 2000 cuando un grupo de amigos despide a uno de ellos que se va misionero a Zambia.

Al poco tiempo de estar allí, es destinado a una pequeña misión: St. Andrews Parrish’, al norte del país, en Kassempa.

Poco después les comunica que precisa ayuda.

Un grupo de voluntarios trata de llevar a cabo en aquella región el programa Home Base Cared (Asistencia domiciliaria a los enfermos de SIDA).

Los amigos atienden esa llamada implicando a otros amigos en la cuestión.

Se reúne el dinero y durante dos años se mantiene la ayuda hasta el programa se autofinancia.

Pero se plantean otras necesidades.

 

Fundan una ONG.

 

 

El cinco de diciembre del 2002 doce personas firman el acta constitucional y una vez registrada en el ministerio de Asuntos exteriores, la ONG LUSEKELOALEGRÍA es una realidad.

Lusekelo significa alegría en kaonde y es el talante que se quiere dar a la organización.

La ONG crece y llega a la treintena de socios.

Se recibe una petición urgente de ayuda para una centena de familias de leprosos.

Hay necesidad de 1800 euros con urgencia.

Se monta la proyección de una película y se manda la recaudación.

El resultado es positivo y la tarea forja ilusión y la ilusión se contagia, se reciben donativos generosos, hasta llegar casi a los ocho mil euros.

Esto permite comprar dos molinos.

Para muchos núcleos de población moler el maíz significa recorrer treinta o cuarenta kilómetros a pie.

Un molino puede salvar vidas.

Allí en Kassempa, sobrevivir es el primer objetivo.

La Historia de la Fundación Lusekelo-Alegría

La enfermedad en aquella zona es una plaga permanente, el SIDA, unido a la pobreza extrema, hace que muchos jóvenes pasen de la situación de estudiantes a la de cabezas de familia, con varias personas a su cargo.

No pueden seguir con los estudios.

Una beca para uno de estos jóvenes significa la salvación de su familia.

Con esa ilusión se lleva a cabo otra actividad, una representación teatral en el auditorio de Caixanova, que esta entidad cede gratuitamente a la ONG.

El lleno es total y además se reciben donativos generosos por lo que Lusekelo puede hacerse cargo de veintitrés becas.

Trescientos euros cubren los gastos de un estudiante en Kassempa: estudios, manutención, ropa, libros.

Se necesitan los servicios de una asesoría para resolver las tareas administrativas y fiscales, porque algo muy importante para la organización es obrar con la mayor transparencia. Se llega pues a un Acuerdo con Algalia.

En el verano del 2004 una idea va tomando forma entre los miembros de la Junta Directiva: constituir una Fundación.

Esta es una estructura que se ajusta mejor a los fines de Lusekelo.

Hay que reunir treinta mil euros de patrimonio. Se convoca una reunión de socios y el entusiasmo es general.

Por fin, el veinte de diciembre, treinta y dos socios fundadores firman el acta de fundación ante notario, constituyéndose legalmente la Fundación LUSEKELO – ALEGRÍA.

Los fines de la asociación se resumen en tratar de ayudar a las comunidades y personas a las que la pobreza o enfermedad no permiten salir de la situación de miseria sin ayuda exterior, sobre todo aquellos colectivos menos conocidos y con escaso atractivo publicitario, dificultad añadida a su situación.

La Fundación pretende que haya garantías en cuanto a que la ayuda llegue directamente a destino, evitando cualquier tipo de gasto intermediario.

Ahora mismo la Fundación LUSEKELO – ALEGRIA es una pequeña y humilde realidad, que de momento centra sus esfuerzos en Kassempa, Zambia.

Pero no descarta, ampliar los horizontes, hacia otras comunidades, siempre que pueda garantizarse el empleo de los subsidios.

La administración y ejecución de las actividades corre a cargo del Patronato, un grupo de socios fundadores, no menos de siete ni mayor de once, para una mayor agilidad.

En la actualidad se mantienen las becas, pero además se invierte en el desarrollo de la región, tratando de lograr que salgan de la miseria hasta conseguir un nivel de vida digno que les faculte para vivir por sus propios medios.

La tarea es ilusionante y ambiciosa con tan pocos medios, pero la Fundación quiere llevarla a cabo con el mismo talante alegre que los habitantes de Kassempa que se enfrentan a todas las dificultades con una sonrisa. Nuestro lema es:

Solo caben dos posturas ante los problemas, tú puedes ser de los que dan la cara.