La carta que abre nuevos caminos para seguir ayudando en el área de la educación, en Zambia.

A continuación, publicamos primera parte de la carta recibida del matrimonio que hemos conocido en nuestro último viaja a Zambia, donde ellos se presentan.

A la atención de la Fundación Lusekelo-Alegría, en Vigo.

Estimado Jesús Muñiz González y demás miembros del Patronato:

Somos Teresa Garrido y Gonzalo Portal, misioneros laicos en Zambia, bajo la Iglesia Católica en la Diócesis de Ndola.

Nos alegró muchísimo la comunicación que tuvimos con Jesús por teléfono hace unos días, donde nos contaba sobre vuestra Fundación Lusekelo-alegría.

Sabíamos de ella gracias al Padre Gándara y nos da muchísima alegría haber restablecido la comunicación de nuevo a través de Jesús, presidente del Patronato.

Sabemos de la labor que como Fundación hacéis apoyando proyectos en África y concretamente en Zambia.

Nos alegra mucho que os pusierais en contacto con nosotros para poder seguir con proyectos de ayuda y cooperación por estas tierras donde estamos, si consideran que lo que proponemos puede encajar con las ayudas que otorgan en la Fundación.

Como le comentábamos a Jesús, nosotros estamos en contacto aquí, en nuestra ciudad de Kitwe, con jóvenes que quieren cursar sus estudios de nivel medio o superior pero que no encuentran los medios para realizarlos.

De ahí que nos llenara de alegría saber que la Fundación podría estar dispuesta a subvencionar algunos proyectos ante las necesidades con las que nos encontramos por aquí.

Los casos que nosotros conocemos son principalmente de educación o desarrollo, pues tanto mi marido como yo, somos los dos profesores.

Creemos firmemente que apoyar en la educación es la mejor manera de dar esperanza y proporcionar una salida a la pobreza y al desarrollo.

En la actualidad, nosotros tenemos una escuela de Arte, Música y natación.

Todo lo que hemos ido construyendo ha sido gracias a la providencia de Dios y al apoyo de nuestras familias y gente de buena voluntad que ha visto lo que hacemos y nos apoyaron.

Nosotros nos mantenemos gracias a nuestros trabajos zambianos, y aunque somos misioneros laicos, la Iglesia Católica no nos remunera de ninguna forma.

Digo esto con orgullo, pues, aunque ha sido muy duro ir abriendo camino, nos hace vivir en sintonía con la realidad zambiana que nos rodea y entender así mejor las necesidades por las que pasan las familias zambianas al pasar nosotros también por ellas con nuestros hijos, nuestra familia y nuestros trabajos.

Hemos visto como Dios tenía un proyecto de vida para nosotros aquí y no nos ha faltado nunca en lo que hemos necesitado en nuestra labor educativa.

Somos padres de 4 hijos (22, 20, 24 y 10 años).

En la actualidad mi marido trabaja en una escuela secundaria de la Diócesis y yo en nuestra escuela de Música, arte y natación.

Hasta aquí la primera parte de la carta, como presentación de quienes son Teresa y Gonzalo.